Se publica la última de las tres partes:

Hemos pasado revista a varios puntos previos para la constitución formal
de la pregunta que cuestiona por la relación entre persona y clonación
humana. Sin duda que no hemos respondido tal pregunta de manera unívoca,
ni estamos facultados para tal proeza. Nuestro propósito ha sido
siempre clarificar las cosas sobre la mesa, porque de no hacerlo
podríamos tener un bonito aparato radiofónico que funcione de maravilla
sin saber cómo lo hace y, por ello, en cuanto deje de funcionar no
sabremos por qué. Por suerte, hasta donde sabemos, que los aparatos
radiofónicos no funcionen no resulta peligroso. ¿Qué hay con clonar
(operación) sin entender (ciencia)? Descartes diría que nos
equivocaríamos, eligiendo mal por bien y lo falso por lo verdadero. Esto
anterior son justamente nuestras bases; la clarividencia. Revisamos,
además, el carácter efectivo de la clonación humana, y aunque
efectivamente es viable la clonación de determinadas estructuras, no así
el de aquella estructura que con toda propiedad llamamos persona.
¿Pero, que hay con la personalidad de la persona? La última vez veíamos
la historicidad y de pasada la ontología de la misma; en la primera
notábamos que la persona ha sido una construcción histórica, no
tratándose necesariamente de una arbitrariedad, pero sí de un concepto
contingente: ha variado y así es como puede seguir variando. Frente a
esta historicidad, la personalidad de un clon humano es ciertamente
posible. Por otro lado, preguntábamos por su ontología; y en este caso
la pregunta es llevada a un nivel diferente que el meramente nominal; se
trata positivamente de un nivel metafísico. Aquí vimos que las
características de la persona tratan de ser consideradas como
propiedades, no como meros atributos; y una de éstas quiso ser la
autoconsciencia. Notamos entonces que pensar de tal forma trae más
problemas que aquél que se intentaba responder. Queda, así, abierta la
necesidad de la pregunta por la personalidad en cuanto tal, debemos
llegar a ese nivel metafísico, y para el caso habrá que pensar de otro
modo. No extrayendo de lo humano lo personal, sino viendo que lo
personal resulta ser humano. Indaguemos la ontología de la persona;
veamos cómo queda relacionada con lo humano y, al final, concluyamos
estas breves lecciones.
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