miércoles, 23 de abril de 2014

Artículo: Persona y clonación humana, Parte III. ¿Qué hay a propósito de la posibilidad de que algún clon humano sea considerado persona?

Se publica la última de las tres partes:



Hemos pasado revista a varios puntos previos para la constitución formal de la pregunta que cuestiona por la relación entre persona y clonación humana. Sin duda que no hemos respondido tal pregunta de manera unívoca, ni estamos facultados para tal proeza. Nuestro propósito ha sido siempre clarificar las cosas sobre la mesa, porque de no hacerlo podríamos tener un bonito aparato radiofónico que funcione de maravilla sin saber cómo lo hace y, por ello, en cuanto deje de funcionar no sabremos por qué. Por suerte, hasta donde sabemos, que los aparatos radiofónicos no funcionen no resulta peligroso. ¿Qué hay con clonar (operación) sin entender (ciencia)? Descartes diría que nos equivocaríamos, eligiendo mal por bien y lo falso por lo verdadero. Esto anterior son justamente nuestras bases; la clarividencia. Revisamos, además, el carácter efectivo de la clonación humana, y aunque efectivamente es viable la clonación de determinadas estructuras, no así el de aquella estructura que con toda propiedad llamamos persona. ¿Pero, que hay con la personalidad de la persona? La última vez veíamos la historicidad y de pasada la ontología de la misma; en la primera notábamos que la persona ha sido una construcción histórica, no tratándose necesariamente de una arbitrariedad, pero sí de un concepto contingente: ha variado y así es como puede seguir variando. Frente a esta historicidad, la personalidad de un clon humano es ciertamente posible. Por otro lado, preguntábamos por su ontología; y en este caso la pregunta es llevada a un nivel diferente que el meramente nominal; se trata positivamente de un nivel metafísico. Aquí vimos que las características de la persona tratan de ser consideradas como propiedades, no como meros atributos; y una de éstas quiso ser la autoconsciencia. Notamos entonces que pensar de tal forma trae más problemas que aquél que se intentaba responder. Queda, así, abierta la necesidad de la pregunta por la personalidad en cuanto tal, debemos llegar a ese nivel metafísico, y para el caso habrá que pensar de otro modo. No extrayendo de lo humano lo personal, sino viendo que lo personal resulta ser humano. Indaguemos la ontología de la persona; veamos cómo queda relacionada con lo humano y, al final, concluyamos estas breves lecciones.

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